DESDE EL CORAZON DE AMERICA DEL SUR, DESDE TACNA PERU LLEGA EL RAYO INKA

sábado, 28 de noviembre de 2009

La creacion del Sol Psicologico Intimo

La Creacion del So Psicologico Intimo

En todo caso, es conveniente saber que toda la humanidad es terriblemente mecanicista, en un ciento por ciento. Obviamente, tal mecanicidad deviene originalmente de ese satélite que gira alrededor de nuestra Tierra y que se llama Luna.
Necesitamos nosotros libertarnos de la vida puramente automática, mecánica. Y es posible libertarnos si creamos dentro de nosotros mismos una luna de tipo psicológico. Si bien es cierto que podemos crear tal luna, lo importante sería eliminar de nuestra personalidad humana todos esos elementos pesados, torpes, que la controlan. Quiero referirme en forma enfática a los agregados psíquicos del orgullo, del engreimiento, de la vanidad, del odio, de la arrogancia, de los celos, etc. Si conseguimos la eliminación de tales agregados, se establecerá en nuestra psiquis un centro de gravedad permanente, un centro de gravedad consciente.
Incuestionablemente, tal centro es lo que podemos denominar enfáticamente Luna Psicológica; obviamente, dicha luna viene a darnos continuidad de propósitos. Entonces, ya no andaremos a la deriva en las cuestiones relacionadas con el trabajo sobre sí mismos. Se habrá promovido un cambio extraordinario.
Más eso no es todo. Se hace necesa­rio progresar aún más. Necesitamos crear un Sistema Solar Psicológico dentro de nosotros. Para ello hay que bajar a la Novena Esfera, al noveno círculo dantesco, a la fragua encendida de Vulcano, que es el sexo.
Incuestionablemente, cualquier crea­ción dentro de sí mismos, es posible mediante la sal el azufre y el mercurio. Si uno quiere crear un sistema solar dentro de sí mismo, un Sistema Solar Psicológico, aclaro, que le permita vivir libremente en todo el sistema solar, debe trabajar intensivamente con la sal, el azufre y el mercurio de los sa­bios. Esto implica de hecho grandes super esfuerzos.
Hay que empezar por conocer un poquito de Alquimia. Es necesario sa­ber que el mercurio del cual hablan todos los alquimistas, es el alma metálica del esperma sagrado. Hay que preparar esa alma metá­lica del esperma sagrado. Esto es cuestión de laboratorio. Si uno no prepara el mercurio, ¿con qué va a hacer la Gran Obra? Para poder realizar la Gran Obra, pues debe preparar el mercurio de los sabios. ¿Y cómo prepararía el mercurio de los sabios? Mediante el secretum secretorum de la Alquimia. Se trata de un sencillo artificio, artificio que ustedes ya conocen: la conexión del Lingam-Yoni sin la eyaculación del ens seminis, porque dentro del ens seminis está todo el ens virtutis del fuego. Es sencillo ese secretum secretorum de la santa Alquimia.
Al principio, el mercurio es negro e inmundo. Es decir, al principio, las aguas son negras. Cuando el alquimista comienza a trabajar, o mejor dijéramos, cuando la pareja gnóstica comienza a trabajar, se le representa con el Cuervo Negro de la Alquimia, porque sus aguas mercuriales están negras.
Dicen los alquimistas, en forma muy simpática y simbólica, que de entre esas aguas negras hay que sacar la gela­tina blanca. Quiere decir, que esas aguas negras deben transformarse, convertirse en aguas cristalinas, blancas y puras. Es posible eso refinando el Sacra­mento de la Iglesia de Roma. La palabra Roma, colocada a la inversa significa Amor. El Sacramento de la Iglesia del Amor es el sexo, está en el sexo. Si se refina el Sacramento de la Iglesia de Roma, pues, las aguas negras, se tornan blancas.
Si se dice que en principio nos toca trabajar con el Cuervo Negro o que necesitamos blanquear el cuervo, todo dice lo mismo: volver las aguas negras en blancas, transformarlas, mediante la refinación.
El gran problema que estoy viendo en todos los hermanitos gnósticos, hom­bres y mujeres de todos los matrimonios en general, es que no se preocupan por refinar el Sacramento de la Iglesia de Roma, y están demorándose muchí­simo en el despertar del Kundalini. Hay parejas que tienen diez y quince años trabajando en la Novena Esfera y toda­vía no han recibido el fuego. Eso no está correcto. El fuego hay que recibirlo rápidamente. Los culpables son esas mismas parejas, porque resulta que no refinan el Sacramento de la Iglesia de Roma. Realizan la conexión del Lingam-Yoni en forma, dijéramos, animalesca. La cópula química la procesan de forma demasiado brutal, animal. Las aguas continúan negras, años, años y años enteros, y ahí se estancan. Se están es­tancando por ese motivo. Pero si se refi­na el Sacramento de la Iglesia de Roma, si se hace del coito, como dijera San Agustín, una forma de la oración, las aguas negras se tornan blancas.
Al llegar a ese estado, pues, se reci­bía en el Egipto sagrado la túnica de Ptha, o sea de la castidad, la túnica blanca, de lino blanco.
Las aguas negras han sido simboliza­­das, repito, con el Cuervo Negro. Pero las aguas blancas han sido simbolizadas, o alegorizadas, para hablar más claro, con la blanca paloma del Espíritu Santo. Posteriormente, hay que convertir las aguas blancas en amarillas porque el verdadero color del mercurio es el ama­rillo. Por eso el Planeta Mercurio lo representan siempre por el color ama­rillo. Al llegar a ese estadium, se dice que las aguas se han convertido en el Aguila Amarilla, o se les alegoriza con el Agui­la Amarilla.
Las aguas amarillas reciben el azu­fre siempre. Entonces, ¿qué es el azu­fre? El azufre es el fuego luciférico, el fuego sagrado. Ese azufre mezclado con el mercurio más la sal sublimada que se levanta, pues, del fondo del vaso hermético, constituyen en sí mismo el Vitriolo de los sabios. La palabra "Vitriolo" vale la pena analizarla: Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem. Visita el interior de la Tierra que rectifi­cando hallarás la piedra oculta. ¿Qué clase de piedra? Es la Piedra Filosofal. ¿Cuál piedra es esa? La Piedra Filosofal es el mismo Carbunclo Rojo, es el Crestos o Magnes Interior revestido con los cuerpos de oro. Esa es la Piedra Filosofal.
Pero hay que rectificar entre las entrañas de la Tierra, buscar y rebus­car entre ese vidrio líquido, flexible, maleable, para poder fabricar la piedra. De manera que una vez con el mercurio ya preparado se puede crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
En una octava superior el tal mercu­rio sirve para fabricar el Cuerpo Astral. En una segunda octava nos daría ba­se para fabricar el Cuerpo de la Mente. En una tercera octava podría darnos base para fabricar el Cuerpo de la Volun­tad Consciente, o Cuerpo Causal.
Creados esos cuerpos se reciben los principios anímicos, espirituales o búd­hicos que nos convierten de hecho en hombres, en el sentido más completo de la palabra. Es decir, con tales cuerpos tenemos nosotros de hecho ya creado el sistema solar en miniatura, dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Nos convertimos en un sistema solar en miniatura, microcósmicos, para ser más exactos: microcósmicos. Habremos creado el Sistema Solar Psicológico, así es como creamos la Luna Psicológica.
Quien posee el Sistema Solar Psi­cológico dentro de sí mismo, es un hom­bre de verdad. Antes de poseer uno el Sistema Solar Psicológico dentro de sí mismo, antes de haberlo creado no es hombre; aunque crea que lo es, no lo es. Es animal intelectual, pero no hom­bre.
Los mejores sabios lo han dado a entender, pero no se atreven a decirlo; no se atreven por miedo, temen, temen al ridículo. Temen a la reacción de las gentes, sienten vergüenza, no lo dicen; lo dan a entender, pero nada más. A mí francamente me parece que hay que poner las cartas sobre la mesa, decir la verdad con valor, cueste lo que cueste. Mientras uno no ha creado los Cuerpos Existenciales Superiores dentro de sí mismo, no es hombre. Es animal intelectual. Hasta en las Facultades de Medi­cina se ha dicho. Un profesor de Medi­cina, aquí en el Distrito Federal, en plena cátedra dijo: "Nosotros somos mamíferos intelectuales, o racionales, que es lo mismo". Lo dijo, y lo curioso del caso fue que los discípulos no reaccionaron. Todo el mundo acep­tó, lo dijo el profesor, ni modo; a callarse todo el mundo. Pero como se dijo en la Facultad de Medicina, no hay problema; lo grave es cuando se dice en una sala, y sin embargo, en la Facultad se dice y está aceptado.
Realmente, eso obedece a que no ha creado los Cuerpos Existenciales Supe­riores del Ser, pero para poderlos crear, hay que preparar el mercurio de los sabios.
Así pues, una vez que uno ha creado un Sistema Solar Psicológico dentro de sí mismo y una Luna Psicológica, si quiere avanzar un poco más tiene que definirse, y se le presentan a uno dos caminos al llegar a ese estadio del Ser: el uno, la Senda Espiral Nirvánica; es un trabajo bueno. La otra, la directa, el Camino Directo que lo conduce a uno al Absoluto, es un trabajo superior.
Muchos se definen por el Camino Espiral Nirvánico; como sus frutos son menores, los sufrimientos también son menores.
Quienes se definen por el Camino Directo sufren más porque los triunfos son mayores y por tanto el dolor es más tremendo.
En cuanto a lo que a mí atañe, soy un caminante de la directa, y la doctrina que en­seño es la de la directa, para los que quieran ir por la di­recta. Los que no quieran ir por la directa, pues lo lamento, porque habrá un punto en que tendrán que definirse: a los que siguen la espiral nirvánica, tendremos que de­cirles: ¡good bye! ¡Los que seguimos la directa, pues, va­mos hacia el Absoluto!
De manera que esa es la cruda rea­lidad de los hechos. Ahora, la ventaja de los que seguimos la directa, es que nos convertimos en Hombres Solares. Pero para convertirnos en Hombres Solares, tenemos que fabricar un Sol Psicológico dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Eso es obvio... el Sol Psicológico.
Pero, ¿cómo vamos a crear el Sol Psicológico dentro de sí mismos? Es posible crearlo. Pero mediante la elimi­nación del mercurio seco y del azufre arsenicado. ¿Y cuál es el mercurio seco? ¿Podría alguno de ustedes decirme? ¿Podría alguno de ustedes contestarme?

R.- Los agregados psíquicos.

Correcto. El fuego de los bajos in­fiernos atómicos del hombre, el fuego que deviene del abominable Organo Kundartiguador. Eso hay que eliminarlo. Si uno elimina los agregados psíquicos y el azufre arsenicado, fabrica oro, oro de la mejor calidad, oro más perfecto que el que exista en cualquier lugar de la Tierra. Claro, para que haya oro dentro de nosotros mismos, se necesita un gran artífice, un gran artista hermético. Quiero referirme en forma clara al antimonio.
El antimonio no es una sustancia meramente, como pretenden muchos. En Alquimia, el antimonio va más lejos. Es una de las partes autónomas y auto­conscientes de nuestro propio Ser, pues­to que nuestro propio Ser tiene muchas partes autónomas y autoconscientes. El antimonio es una de ellas. Es un alqui­mista. Esa parte trabaja activamente fijando el oro en el mercurio.
Ya dijimos que nuestros cuerpos están constituidos por mercurio azufrado más un poco de sal sublimada. Pero fijar, pues, el oro en ese mercurio es lo importante. Ustedes saben muy bien la relación que existe siempre entre el oro y el mercurio en las minas. Hay mercurio muy fecundo donde se fija siempre el oro. Pues, bueno, dentro de nosotros también hay relación entre el mercurio y el oro, entre el oro y el mercurio. A medida que vamos eliminando, por ejemplo, los agregados psíquicos o el mercurio seco, relacionados con el Cuer­po Astral, es claro que el antimonio va fijando el oro en ese cuerpo, y llega un instante en que verdaderamente el Cuerpo Sideral o Astral, el famoso Eidolón, se convierte en un vehículo finísimo de oro puro, de la mejor calidad. Al lle­gar a esa etapa, la serpiente se devora al Cuerpo Astral, se lo traga, y entonces pasamos a gozar del poder de los chacras. Antes, pues, no. Porque una cosa es despertar la serpiente, ponerla en ac­tividad, y otra cosa es gozar de los chacras. Para poder gozar de los chacras, se necesita indispensablemente, haber sido devorado por la serpiente. Después que el Cuerpo Astral ha sido tragado por la culebra, viene el trabajo con el Cuerpo Mental. Muchos pueden progresar hasta el Astral, al llegar a trabajar con la mente fracasan. La mente es muy difícil. ¿Us­tedes saben lo que significa convertir su propia mente en una mente de oro, en una mente divina? La mente es dificilísima, y volverla de oro, cuan difícil es volver la mente de oro. Muchos llegan hasta allí y ahí fracasan, de ahí no pasan.
En mi presente existencia, cuando llegué ahí, fui advertido. Se me dijo: "Hasta aquí han llegado muchos, pero de aquí para allá, es difícil que puedan pasar". Me limité a decir: "Bueno, voy a intentarlo", y me propuse trabajar, a eliminar el mercurio seco de la mente. Lo conseguí a través de supremos sacrificios, muy grandes. Y después que aquella mente se tornó en un vehículo de oro, fue tragada por la culebra. Entonces mi mente quedó feliz.
En una tercera octava, nos toca trabajar con el Causal. Parece increíble que también en el Mundo de las Causas Naturales tengamos mercurio seco, y lo tenemos. Eliminar el mercurio seco en el Mundo Causal es muy difícil porque, por lo común, los agregados psíquicos del Mundo Causal o del Cuerpo Causal, están vinculados al Karma. Eso es lo grave. Ahí tiene que haber negociaciones para poder eliminar determi­nados agregados, super esfuerzos espantosos, más allá de lo normal, terribles arrepentimientos; allí es donde tenemos que lavar nuestros pies con la sangre del Cordero. Todo eso es gravísimo.
Cuando ha conseguido eliminar los agregados psíquicos del Causal, ya el oro ha sido completamente fijado en el mismo y la serpiente puede devorárselo. Enton­ces es admitido en el Mundo de las Cau­sas Naturales como Adepto Calificado, y es recibido pues en el Templo del Mun­do Causal como Adepto Calificado.
Mucho más tarde, pues, habrá que laborar con el Buddhi, el Cuerpo Búd­hico o Intuicional, tan cantado por mu­chos autores. Y se le denomina la Wal­kiria, la Bella Sulamita, la Esposa de Salomón Rey, la bella Elena de Troya, etc. Convertir aquel vehículo en un ve­hículo de oro no es tan fácil. Para poder lograrlo hay que eliminar todos aque­llos átomos que fueron, dijéramos, deformados por nuestros errores. Cada átomo de esos implica una conciencia atómica diferente, deformada. Es decir, encontramos allí, dijéramos, inteligencias malignas. No propiamente en el Buddhi, sino en su contraparte por antonomasia. Implica esto, pues, cierto descenso a los mundos infiernos, muy terribles, para poder eliminar agregados psíquicos inhumanos, espantosos, que se relacionan con la Conciencia. Una vez que se ha logrado, pues, el Cuerpo Búdhico Intuicional resplandece con el oro de los sabios.
Por último viene el trabajo de At­man, el inefable. Convertido Atman en un vehículo de oro, queda uno firmemen­te establecido en Isis. Puede exclamar: "Soy una serpiente, soy una serpiente".
Todo este trabajo del cual les vengo hablando a ustedes, se realiza en la Nove­na Esfera, en el sexo, porque es en la No­vena Esfera donde tendrá uno que esgri­mir la lanza para desintegrar a los agregados psíquicos inhumanos, que en nues­tro interior cargamos. Es en la Forja de los Cíclopes donde la Madre Divina Kundalini Shakti empuña las armas de Vulcano para la destrucción de todo el mercurio seco.
Así que, después de que un hombre ha conseguido fabricar oro dentro de sí mismo, está listo, está preparado, para que el Cristo resucite en él. El Cristo Intimo debe resucitar en el corazón del hombre, y una vez que ha resucitado, él se vestirá con esos cuerpos de oro, que en su conjunto constituyen el To Soma Eliakon del Hombre Solar. Re­vestido él, recubierto con esa envoltura metálica, final, de oro puro, viene a la manifestación para trabajar en la Gran Obra del Padre. Lo vital es pues, llegar a la Resurrección, y es posible si se tra­baja, como se debe trabajar, en la Novena Esfera. Así pues, necesitamos crear una Luna Psicológica. Y si necesitamos crear un Sistema Solar Psicológico dentro de nosotros mismos, también necesitamos crear al Sol Psicológico dentro de nosotros mismos, es decir, al Hombre Solar.
Pero eso no es todo. ¿Ustedes creen que porque un Hombre Solar es tal, deba quedar estancado como tal? El Hombre Solar tiene el derecho a con­vertirse en Hombre Galáctico, tiene derecho a marchar hacia Sirio. El Rayo de la Revolución de la Conciencia nos conduce a Sirio, hacia el Sol Central Sirio, la capital de la Vía Láctea, alre­dedor del cual giran millones de cons­telaciones.
Si un Hombre Solar quiere conver­tirse en un Hombre Galáctico, necesita­rá, inevitablemente, crearse una Galaxia Psicológica dentro de sí mismo. Para crearla, tendrá que bajar otra vez a la fragua encendida de Vulcano, tra­bajar allí, con el agua y el fuego. Necesitará trabajar en la Forja de los Cí­clopes, crear aquellos vehículos finí­simos del Nirvanakaya, del Samboga­kaya (que tiene tres grados de perfec­ción más que el de Nirvanakaya), del Addikaya, del Dharmakaya; vehículos que le permitan existir como Hombre Galáctico, o en la Galaxia, y vivir en Sirio.
Para eso debe bajar, crear los cuerpos que necesita para convertirse en Hombre Galáctico. No podría uno ser un Hombre Galáctico si no poseyera los cuatro Kayas de la Alquimia. Una vez que uno los ha creado, se convierte en Hombre Galáctico. Por eso en alguna ocasión, cierta Dama Adepto preguntaba en Sirio: "¿Podría yo reencarnarme aquí en éste mundo?" La respuesta fue: "Imposible, tu no eres más que un em­brión". Para poder vivir en Sirio es muy difícil. Sí, allá no pueden vivir sino los Hombres Galácticos, nada más. Téngase en cuenta que Sirio es la capital de esta Vía Láctea. Ahora, los habitantes de Si­rio, los Hombres Galácticos, para hablar más claro, ¿tendrían derecho a progresar algo más? Digo que sí. Tienen derecho a convertirse en Hombres Infini­tos. Para tener derecho a ser Hombres Galácticos, tienen que crearse una Galaxia Psicológica, así también, para tener derecho a vivir en todo el Infinito que conocemos, el Infinito que yo llamaría el Infinito de Einstein (puesto que él dijo que el infinito tiende a un límite, el espacio es curvo), para tener derecho a vivir en este Infinito en el cual existi­mos, se necesita crear un Infinito Psicológico, con nuevos vehículos apropiados.
Para ello, hay que bajar a la Forja de los Cíclopes, a la fragua encendida de Vulcano. Entonces un Hombre Ga­láctico también está obligado a bajar a la Novena Esfera, si es que quiere convertirse en un habitante de todo este Infinito.
Este Infinito perceptible con los lentes más poderosos, podrá tener un pro­medio, hablo de un promedio general no detallado, de unas cien mil galaxias, con algunas cien mil constelaciones; es un promedio muy generalizado porque es imposible detallarlo.
En todo caso para tener derecho a vivir en todo este Infinito, tiene que crear los vehículos apropiados.
Más allá de este Infinito hay un espacio vacío, y más allá de este espacio vacío se abre otro Infini­to. En la Pistis Sophía, se habla de los varios firmamentos. Jeshua Ben Pandira (Jesús) pudo penetrar en otros firmamentos, es decir, otros Infinitos.
Los varios Infinitos tienen docu­mentaciones ocultas; son los varios fir­mamentos de la Pistis Sophía.

P.- Esto se relaciona con los Aeo­nes?
R.- Bueno, esto ya transciende el estado de los simples Aeones. Los Aeones fundamentales son trece; por debajo de los Aeones está, pues, la región sumergida, dijéramos, el Mundo de Plutón, el Tartarus. Más allá del Aeón tre­ce está el Eterno Padre Cósmico Común.
Pero separémonos por un momento de los Aeones y pensemos en los varios Infinitos. Admiten la matemática. Si con el número ocho acostado a la hori­zontal adicionamos, nos da el siguiente resultado: infinito más infinito es igual a infinito; o infinito menos infinito es igual a infinito; o infinito multiplicado por infinito también es igual a infinito; o infinito dividido por infinito resulta un infinito. Admite las cuatro operacio­nes. Admite sumas, restas, multiplicacio­nes y divisiones de infinitos.
De manera que esos varios Infini­tos pueden existir gracias al Infinito que todo lo sustenta. Pero si un hombre que ha creado el Infinito Psicológico y que puede vivir libremente en cualquier mundo de este Infinito, ser rey y señor en cualquier mundo de este Infinito, deseare pasar al siguiente Infinito, nece­sitaría bajar a la Forja de los Cíclopes a crear en su constitución íntima las condiciones necesarias para poder penetrar en los otros Infinitos.
Así que, cada vez que uno intente entrar en un nuevo firmamento, debe descender a la fragua encendida de Vul­cano. Esa es la cruda realidad de los he­chos. Cada vez que intente pasar a un nue­vo nivel del Ser más elevado, debe bajar a la fragua encendida de Vulcano.

P.- Maestro, ¿y la entrada al Abso­luto, qué?
R.- Bueno, el Padre es el que tiene que definir esto, no el Hijo. Por ejemplo, en cuanto a mí atañe, de buena gana quisiera ir, ir directo al seno del Eterno Padre Cósmico Común, es decir, al Absoluto, al seno del Omnimisericordioso, de la infinitud que todo lo sustenta. Pero, ¿podría yo acaso decidirme en eso? Es obvio que no, porque el que manda es el Padre, no yo. El es un Cosmocra­tor, es el Regente del planeta Marte. ¿Podría yo ir a mandarlo a él? Decirle: "Señor, yo me voy para el Absoluto. Tu quédate aquí". El me diría: "Muchacho grosero, por qué me faltas al respeto". Con justa razón. Sabrá lo que va a hacer. Uno no puede mandar al Padre; el An­ciano de los Días, el Viejo de los Siglos, sabe lo que hace. A nosotros no nos queda más remedio que inclinarnos reve­rentes ante la voluntad del Padre; es la cruda realidad de los hechos. Lo que él diga... ¿Qué podemos nosotros decir, si él es el que manda? Es la parte supe­rior del Ser. ¿Cómo podríamos nosotros mandarlo a él? Así que, los que se­guimos el camino de los Cosmocratores no nos queda más remedio que ir de fir­mamento en firmamento.

P.- Maestro, ¿las Horas de Apolonio son doce o trece?
R.- Bueno, las Horas de Apolonio son doce: los Doce Aeones. Y quien quiera pasar al Aeón Trece, tiene que dejar el cuerpo físico, entonces ya no podrá servir a la humanidad. Vivirá en el Aeón Trece, que es la Región de Atala (hablando en puro Sánscrito), preparándose para entrar en el Absoluto, el Inmanifestado. Pero si uno quiere ser­vir a la humanidad, debe quedarse en el Aeón Doce. Es obvio.

P.- ¿Y en ese Aeón Doce es donde se hallan todos los Infinitos?
R.- Pues, cada Infinito tiene sus Aeones. De manera que nuestro Infinito tiene sus Doce Aeones, el Trece también. El siguiente Infinito tiene también sus Doce Aeones y el Trece también. Cada Infinito tiene sus Aeones.
Realmente, nos encontramos dema­siado lejos del Sagrado Sol Absoluto. Apenas sí llegan aquí las radiaciones del Sagrado Sol Absoluto.

P.- La luna que hemos creado, esa Luna Psicológica, ¿no es un factor ne­gativo para la situación nuestra lunar?
R.- Pues, hoy por hoy somos entes me­cánicos, gobernados por los rayos de la Luna. Hanemann puso un principio que es básico: "Similian Similibus Curantur". Lo símil con lo símil se cura. El animal intelectual, equivocadamente llamado "hombre", depende estrictamente de la Luna; es una criatura lunar. Pues deberá, si quiere libertarse de la Luna, crearse dentro de sí mismo, una Luna Psicoló­gica, para que se cumpla el principio de Hanemann.
Después de eso, dará el siguiente paso: la creación del Sistema Solar Psicológico; luego continuará con la creación del Sol Psicológico; mucho más tarde, con la Galaxia Psicológica; por último, con el Infinito Psicológico. Al llegar a esas alturas, tendrá que definirse entre entrar en el Seno del Eterno Padre Cósmico Común o pasar al siguiente Infinito. Pero el Padre es quien decide, no nosotros.
Ahora, si el Padre nos ha puesto en este camino a todos nosotros, es para que trabajemos sobre sí mismos, para que logremos la autorrealización íntima del Ser. Pero hay que hacer creaciones. También hay que eliminar lo que no sirve, hay que eliminar todo el mercu­rio seco y el azufre arsenicado.
El fundamento de todo el trabajo de la Gran Obra, está en ese sencillo ar­tificio que constituye el secretum secre­torum de la Alquimia, en esa simple fór­mula: conexión del Lingam-Yoni sin derramar jamás el vaso de Hermes Trisme­gisto (el tres veces grande Dios Ibis de Thot). Ahí es donde está la fórmula. Esa es la fórmula en todo el Cosmos.
Si uno intenta penetrar en un siste­ma solar desconocido, convertirse en un habitante del mismo, recibir algún infor­me sobre ese sistema solar, saber qué cuerpos o qué vehículos, qué condiciones especiales se necesitan para ingre­sar en el mismo, prepararse para tener derecho a ingresar, entonces, se prepara uno en la Forja de los Cíclopes, tiene que bajar a crear lo que necesita para en­trar en ese nuevo sistema solar.

P.- ¿Siempre tiene que ser con la sacerdotisa?
R.- Siempre. Porque no puede una sola fuerza crear. Se necesitan tres fuerzas: Se necesita del Santo Afirmar, del Santo Negar y del Santo Conciliar. Si no se tra­baja con las tres fuerzas positiva, negati­va y neutra, no se puede realizar ninguna creación.

P.- Maestro, ¿siendo usted el Quin­to de los Siete y el que más ha sufrido, es señal de que ha bajado varias veces a trabajar con las "Tres Montañas"?
R.- Bueno, dentro de mí está el Quinto de los Siete que es el Ser. El es el Quin­to de los Siete. Mi insignificante perso­na considero que no tiene ningún valor; no valgo "five cents". Lo que importa es el Ser. El Ser es lo que cuenta, lo que vale, no nuestras personas que no valen nada.

P.- Maestro, ¿en cuál de estas etapas se logra trascender el Signo Zodia­cal, las influencias planetarias? Porque hay una etapa en la cual dejará ya el sig­no que tenga, o las influencias planetarias, las podrá neutralizar. ¿Ya con la Luna Psicológica se logra eso?
R.- No. Ni con el Sistema Planetario Psicológico se logra eso tampoco. Pero sí se logra cuando uno se convierte en un Hombre Solar. Tiene uno que crear el Sol Psicológico dentro de sí mismo. Creado el Sol Psicológico dentro de sí mismo, puede independizarse del Zodía­co.

P.- ¿Se refiere al Zodíaco del siste­ma primero?
R.- Se refiere a todo el sistema solar, a todo el Sistema Zodiacal en que vivi­mos, porque el Sistema Zodiacal en que vivimos es como una gran matriz, dentro de la cual se gestan muchos sistemas solares. Si uno quiere libertarse de ese zodíaco necesita independizarse, y solamente se puede independizar, mediante la creación del Hombre Solar. El Hom­bre Solar es Rey del Zodíaco, puede gobernar a todo el Zodíaco. Pero para independizarse del Zodíaco, tiene que crear dentro de sí mismo el Sol Psicoló­gico. Y si quiere ir más lejos, pues, tiene que convertirse en un Hombre Galáctico. Uno no puede convertirse en un Hom­bre Galáctico si no crea la Galaxia Psico­lógica dentro de sí mismo. Hay que crear vehículos nuevos, tiene que crear los Cuatro Kayas. Si uno no ha creado los Ka­yas, ¿cómo puede darse el lujo de con­vertirse en un habitante de Sirio? Los habitantes de Sirio poseen los Cuatro Kayas mencionados en el esoterismo sánscrito.

P.- Venerable Maestro, nos quiere declarar en una forma más asequible, ¿qué suponen los cuatro Kayas en sí a nuestro entendimiento?
R.- Estos cuatro vehículos de oro son de orden superior. Por ejemplo, el de Nirv­anakaya, es el que ha renunciado al Nirvana por amor a la humanidad, y después de muchos Nirvanas ganados y perdidos por amor a la humanidad (dice la Blavatsky), se gana el derecho a vivir en un mundo de supernirvánica felicidad.
El de Sambogakaya tiene tres grados más de perfección que el del Nirvana­kaya.
Mucho más allá del Sambogakaya existen tres grados más de perfección. Está pues el de Addikaya, es un vehículo de inteligencia, un vehículo de genialidad. Y mucho más allá del Addikaya está el del Dharmakaya que es de recompensa, premio totalmente. Los que ya han lle­gado a esas alturas, de hecho pueden vi­vir en toda la Galaxia. Ha creado la Ga­laxia Psicológica dentro de sí mismo.
De manera que, hermanos, hay grados y grados. Pero sí les digo una gran verdad: si uno no elimina todo el mer­curio seco que lleva en el interior, es decir, los agregados psíquicos inhumanos, que en nuestro interior cargamos, se fracasará lamentablemente; se convertiría uno pues, de hecho, en un Hanas­mussen con doble centro de gravedad, un fracaso cósmico, un aborto de la Ma­dre Divina Kundalini. Uno necesita eli­minar todos los agregados psíquicos que personifican a nuestros errores. En tanto no lo haya hecho, tendrá que vivir en estado de inconsciencia.

P.- ¿Todo Bodhisattva caído es un Hanasmussen?
R.- De hecho que sí, porque tiene doble centro de gravedad. Uno es el del Bo­dhisattva en sí mismo; el otro es el del Ego. Luego, entonces, quienes poseen do­ble centro de gravedad, irán mal.

P.- Maestro, en el trabajo de la Forja de los Cíclopes, el complemento, cuando uno se ha casado, dijéramos así, un poco mecánicamente, cuál es la situación cuando se ingresa en este camino, en este sendero, y no hay complemento per­fecto o aproximado, ¿qué se puede ha­cer, o qué se debe hacer?
R.- Pues, realmente, el matrimonio me­canicista es el platillo del siglo veinte, pues toda la Tierra está llena de matri­monios mecanicistas. Pero si se ingresa hay que tornarse conscientes. Hay que comprender primero que todo la doc­trina, comprenderla a fondo mediante el estudio y la reflexión.
Ahora, si no se complementa bien la pareja, si no se entienden bien, pues hay que arreglárselas como se pueda.

P.- ¿Cómo se pueda con la que uno no se entiende?
R.- Qué vamos a hacer. Uno no podría darle divorcio a una mujer que no le está haciendo ningún mal a uno, si la mujer no le es infiel a un hombre, ¿por qué el hombre le va a pedir carta de divor­cio? O viceversa, si el hombre no le está siendo infiel a la mujer, es decir, no está adulterando, ¿por qué viene ella a pedirle carta de divorcio? Sólo por motivo de fornicación o adulterio es lícito, es per­misible.

P.- Si hay un mutuo acuerdo, es decir, si la pareja esa decide: "No nos complementamos, no somos comple­mento sexual, o lo que sea..."
R.- Bueno. Esa es ley moderna. Sólo cuando hay adulterio se puede dar carta de divorcio. Pero aquello de que no se entienden, como he visto por ahí avi­sos... He visto anuncios muy curiosos: una mujer se divorció del hombre por un solo motivo: porque el hombre roncaba mucho; por eso, porque al dormir ronca­ba demasiado. Detallitos insignificantes sirven hoy en la vida moderna para el divorcio. Total que, en vista de eso, debemos ser recursivos. Muchas me escriben a mí diciendo, muchas mujeres, que el marido de ellas no les da, que sí les da, que las golpea, que no las golpea, cincuenta mil cosas por el estilo. Muchos hombres me dicen que esa mujer no la pueden querer ya porque es de mal genio o porque les pelea mucho, porque no le sirve la comida, en fin, muchas cosas.
¿Ustedes creen, mis estimados her­manos, que esas gentes están aprove­chando el tiempo? Entiendo que están aprovechando mal el tiempo, pues en la vida práctica es el gimnasio psicológico donde nosotros debemos autodescubrirnos. Un hombre que se queja de su mu­jer, siendo gnóstico, de que su mujer tiene mal carácter, se queja de los defec­tos de ella en general, ¿creen ustedes que está preparado para la autorrealiza­ción íntima del Ser? Al contrario, mien­tras más difícil es el ambiente de hogar, especialmente, mejor es como gimnasio psicológico.
Es precisamente en medio de las di­ficultades psicológicas donde nosotros podemos autodescubrirnos. ¡Qué bonito es el momento en que lo está insultando a uno la mujer para poner uno cuidado a ver qué parte del Ego está reaccionando! A veces se hiere el amor propio, a veces el Yo de la autoimportancia se siente molesto, a veces el Yo del egoís­mo blasfema y protesta.
Vale la pena ese gimnasio psicoló­gico, es formidable; eso no debe ser motivo de divorcio. Ahora queda un pro­blemita, es un problemaso: el del trabajo en sí, en la Novena Esfera, la cuestión sexual. Hay mujeres que no quieren el trabajo en la Novena Esfera, por nada de la vida, que lo odian. Eso es graví­simo, gravísimo, gravísimo, no quedaría sino una sola salida: trabajar con ese tipo de mujer sin hablarle de Gnosis jamás, ni de Alquimia, pues no quiere oír hablar sobre eso, odia eso, para qué se le habla sobre eso, no tiene caso; no decirle una palabra. Tendrá que vol­verse el marido ahí, una especie de artis­ta, pues no quedaría más remedio, simular que esté en una conexión profana, hasta simular que ha derramado el vaso de Hermes (sin derramarlo, claro está). Es decir, volverse un cómico durante el trabajo. Y si el caso es a la inversa, si se trata de que es el marido el que no quiere la doctrina, que no quiere trans­mutar el fuego y la pobre mujer sí quiere transmutar, pues tendrá que hacer lo mismo: volverse artista, llevarle la corrien­te al hombre, hacerle creer que ella está fornicando, y no, no está; con su mente pronunciará los mantrams I... A... O... Y hará todos sus trabajos interiormente, sin decir una palabra. No le queda más. Pero si a pesar de todo eso el hombre le resultase demasiado astuto en ese caso, ¿qué haría la pobre mujer? O si la mujer resultase muy astuta para el hombre, ¿qué haría el pobre hombre? Es un caso ya tan grave que no quedaría ya, por la autorrealización, ya si no quedaría más que el divorcio. O el divorcio o el fracaso.
De las dos cosas, ¿cuál será preferi­ble? Claro, el divorcio. No quedaría más remedio. Pero se agotan todas las posibilidades, y si a pesar de todo eso, si no hubo posibilidad de remediarlo y uno quiere cristificarse, pues tiene que de­jar todo por el Cristo. O va con el Cristo o va en ese caso con las fuerzas tenebro­sas. Tiene que decidirse.

P.- Venerable Maestro, ¿una pareja normalmente en la vida actual (a los se­senta años el hombre) y la mujer en su condición normal actual, desempeña la Gran Obra lo mismo que la desempeña­rían potencialmente a los cincuenta o a los cuarenta?
R.- Bueno. Eso depende, sabes, depende. Hay hombres que a los sesenta años ape­nas sí pueden mascar el agua, ¿sabes? Pero hay hombres que a los sesenta años están comenzando a vivir, tienen una gran potencia sexual. ¿En qué está la diferencia de los unos y de los otros? Pues, sencillamente que aquél que ha despilfarrado todas sus energías creadoras, que las ha malgastado en las fornicaciones y en el adulterio, al llegar a los sesenta años, es un impotente inevitablemente. Pero si un hombre ha ahorrado la totalidad de sus energías durante toda su vida, a los sesenta años está nuevecito.

P.- ¿Y entonces, en el caso de la mu­jer?
R.- En el caso de la mujer se da lo mismo. Hay mujeres que a los sesenta años ya claudicaron, y hay mujeres que a los sesenta años todavía tienen fortaleza.

P.- ¿Y la menopausia no se incluye en esto, Maestro?
R.- Bueno, hemos visto casos de mujeres que han pasado por la menopausia, y des­pués de haber pasado por la menopausia no producirá la hormona femenina, pero sí están en actividad las energías sexuales, las energías del Tercer Logos. En cambio, hay mujeres que a la edad de los cuarenta años claudican porque abusaron del sexo. Los que abusaron del sexo llegan a cierta edad y ya los órganos sexuales se atrofian, o vienen distintas enfermedades, anoma­lías, desarreglos, y ya no puede trabajar aunque quieran trabajar.

P.- ¿Las personas que han tenido una operación en sus órganos sexuales por distintas razones, pero siguen traba­jando con sus energías sexuales, qué posibilidades pueden tener?
R.- Pues voy a decirles a ustedes una gran verdad, aplicable a los dos sexos: si a un hombre lo vuelven eunuco, ese hom­bre ya no puede trabajar en la Novena Esfera. ¿Cómo haría para trabajar? Y si a una mujer también le extirpan sus ovarios, ¿en qué situación quedaría; no es en la misma de un eunuco? ¿Puede acaso un eunuco, sea macho o hembra, trabajar con la energía creadora del Ter­cer Logos? Obviamente que no es posi­ble. En ese caso, pues, a la mujer no le queda más remedio que dedicarse a tra­bajar sobre la disolución del Ego hasta donde le sea posible, aprovechar el tiem­po para que en la futura existencia naz­ca más consciente y pueda continuar el trabajo. Esa es la realidad de los he­chos.

P.- Venerable Maestro, en ese mismo orden hay ciertas interpretacio­nes que no se conciben claramente en relación al estado homosexual, ¿nos quiere usted definir eso de una manera radical? ¿Un homosexual declarado o una lesbiana declarada, tiene la posibilidad de recuperarse aun trabajando en la Gran Obra?
R.- La respuesta es un poco dolorosa. ¿Ustedes han conocido, alguno de uste­des, alguna vez en la vida a un homo­sexual perfectamente regenerado? ¿Tú has conocido a un homosexual que en la vida haya dejado de ser homo­sexual de verdad en un ciento por ciento? No lo hay. Porque es una semilla dege­nerada, está podrida, y no se puede hacer de nuevo porque está podrida. Así como hay semillas vegetales degeneradas que no germinan aunque se siembren en muy buena tierra y en las mejores condiciones, no germinan porque están degeneradas. Así también hay semillas humanas, gérmenes humanos, aunque sean jóvenes, pero son gérmenes degenerados, ya no se pueden de ninguna manera arreglar. Traten ustedes de re­generar una semilla o un germen vege­tal y de colocarlo en magníficas condi­ciones para que germine, a ver si es cierto que germina, después de que se demuestre que está degenerada. No germina. Lo mismo son los gérmenes depositados en las glándulas sexuales. Un germen degenerado no germina jamás, de ahí no puede salir un hombre nunca, es un caso perdido.

P.- ¿Pero en los próximos retornos, reparando ese Karma que tiene, puede modificar ese comportamiento y ser ya un hombre normal para poder trabajar?
R.- Podría darse el caso, pero tal vez me­diante un gran arrepentimiento y un gran dolor, y que en su futura existencia tuviera un cuerpo muy normal, después de haber pasado por un gran dolor. Es posible.

P.- Yo tengo una amiga que es psicóloga. Ella se ha dedicado a traba­jar, a tratar homosexuales para ver si pueden regenerarse y en su larga vida de experiencia como psicóloga nunca ha conseguido un solo caso.
R.- Es completamente imposible, son semillas degeneradas. A esa tu amiga, dile que no pierda su tiempo tontamente. Eso es imposible. Son semillas degenera­das.

P.- En el caso de un joven, quiere decir que él ya viene degenerado de sus vidas anteriores?
R.- Sí. Esa degeneración se debe a los abusos sexuales. Si un individuo abusa del sexo, puede venir en una existencia ya degenerado, en un germen degenerado, por el abuso.
Normalmente los infrasexuales del homosexualismo y del lesbianismo, ingre­san en la involución sumergida de los mundos infiernos. Raros son los casos en que mediante un supremo dolor se arrepientan, y en una nueva existencia nazcan con un vehículo normal. Eso es muy raro. Se pueden contar con los de­dos de la mano y sobran dedos.

P.- ¿Venerable Maestro, o sea, no existe la posibilidad de que un homo­sexual empiece a trabajar correctamente con el sexo, por el conocimiento de la Gnosis, por ejemplo, un homosexual que llega al conocimiento gnóstico y que se da cuenta de todo su error y empieza a trabajar correctamente, puede haber algo de regeneración sobre esa degeneración?
R.- Yo pensé mucho, y a veces estuve de acuerdo con tu concepto de que po­dría suceder ese caso. Pero a través del tiempo he venido viendo algunos homo­sexuales que ingresaron al Movimiento Gnóstico. Nunca se han regenerado, jamás, ni aún con el conocimiento gnós­tico. Hubo un homosexual que se arre­pintió en pleno templo, que juró, que fir­mó, que juró con sangre no volver a ser homosexual. No cumplió su juramento, y aún estando dentro de la Gnosis, y se le dijo que tomara mujer para que se regenerara. Nunca la tomó. Y ya debe estar, a estas horas de la vida, ya un hom­bre viejo, y continúa siendo homosexual. De manera que está visto hasta la saciedad que no se regeneró.

P.- Venerable Maestro, ¿la humani­dad actual en el proceso de la fornica­ción, iríamos al homosexualismo si no se atravesase antes un ciclo que corte la existencia de esa humanidad?
R.- Bueno, téngase en cuenta las esta­dísticas. En Estados Unidos y en Ingla­terra, por ejemplo, donde ya pues es te­rrible el porcentaje de homosexuales y de lesbianas, espantoso. Total que en Inglaterra ya está le­galizado el homosexualismo, se casan los homosexuales entre sí, y las lesbia­nas.
De manera que, al paso que va la humanidad, si no viniera una gran catás­trofe, terminaría casi toda convertida en homosexuales y lesbianas. La degenera­ción es espantosa. Se trata de una huma­nidad fracasada.
Hay que tener en cuenta que la hu­manidad actual está fracasada, desgra­ciadamente. Es doloroso decirlo, esta humanidad fracasó. Y nosotros estamos luchando por formar un ejército para poder formar una nueva raza. Estamos haciendo labor en gran escala, luchando para sacar lo poco que sirva y que pueda servir para la futura gran raza.
La humanidad se vuelve cada vez más perversa y cínica. Esta humanidad llegó a un cinismo espantoso. No importa, por ejemplo, la palabra asesinato. Ya no es óbice para el crimen. Los homicidas que son tantos, la tienen como una pala­bra y nada más. Dicen ellos: "vivo o muer­to" y nada más; o se vive o se muere y nada más. Homicidio es una palabra inventada que no tiene la menor importancia. Así dicen los hijos del crimen.

P.- ¿Se repite un ciclo del tiempo de la Lemuria?
R.- Bueno, al final siempre toda la humanidad está degenerada. Por ejemplo, la Lemuria tuvo siete subrazas; al final había llegado al máximo de degenera­ción, pero nunca a un grado de degene­ración como al que llegó la Atlántida al final. Al final del continente Atlante, de la Raza Atlante, al final de la séptima subraza, se llegó a un grado de degene­ración millones de veces más terrible que el de la Lemuria.
Ahora, actualmente estamos en el final de la Raza Aria y en este preciso momento la degeneración es millones de veces más pavorosa que la degeneración de la Atlántida. Se da por grados. Cada raza tiene siete subrazas, y en la última subraza se llega al máximo de degenera­ción.
Por ejemplo, Raza Polar: final, se llegó a la degeneración. Raza Hiperbórea: final se llegó a la degeneración. Raza Lemú­rica, final: degeneración. Raza Atlante, final: degeneración. Estamos en la Quinta Raza; final: degeneración. Actualmente es pues mu­cho más densa y más terrible la degeneración.

P.- ¿Eso es debido a la Ley del Eter­no Retorno y la Ley de Recurrencia?
R.- Bueno, se debe a las espiras en re­currencia, retorno y recurrencia, pero en esto juega la espiral gran papel. Las cinco razas están escalonadas. La raza superior, que es la primera hasta la quin­ta. Es como un edificio de cinco pisos, actualmente estamos en el quinto piso, el quinto piso inferior, la planta baja.
Por ejemplo, investiguemos Lemuria. Me propuse investigar la Lemuria. La investigué en los Registros Akáshicos de la Naturaleza, las Memorias Akáshicas. Para el efecto, le pedí permiso al Padre antes que todo para hacer la investigación esotérica. ¿Cómo lo hice? Conseguí sacar, mediante las invocaciones tántricas a la Lemuria de dentro de sus Archivos Akáshicos, sacar, dijéramos, sus memorias, o para hablar en un lenguaje más esote­rista, diríamos las cintas aquellas Teleo­ginooras. Son vivientes películas de lo real, de lo que ha acaecido, tal como están escritas en las tablillas esas del Aka­sha, de acuerdo con los legominismos de Ashiata Shiemans. Surgió la Lemuria, pues, ante el centro del Sahasrara y tuve la buena visita de un grupo de lemures. Hombres todos de cuatro y cinco metros de estatura, revestidos con sus típicas vestiduras folklóricas lemúricas, sus man­tos y sus extraños sombreros metáli­cos, etc., tomaron asiento así como us­tedes lo tomaron. Entonces hablé al prin­cipal de ellos con el propósito de inves­tigar las cuestiones relacionadas con el sexo.
"¿Cuál es el jefe, de todos ustedes, el jefe de esta familia?" Uno de ellos tomó la palabra: "Soy yo".
"Está bien. ¿Cómo realizaban ustedes el acto sexual en la Lemuria, cómo se reproducían ustedes; en su época?"
Entre paréntesis: estaba hablando yo con los habitantes de la séptima sub­raza, con los degenerados.
"Nosotros nos uníamos sexualmente (hombre y mujer) para la reproduc­ción, realizábamos la conexión del Lingam-Yoni normalmente".
"¿Ustedes derramaban el vaso de Her­mes?"
"Sí, lo derramábamos para poder crear hijos. Pero solamente realizábamos la unión sexual exclusivamente cuando queríamos crear un hijo, y nada más; nunca por el placer, siempre cuando queríamos crear, y lo hacíamos con en­tera veneración y profundo respeto. No derramábamos el esperma sagrado, jamás fuera del vaso sagrado".
Entonces, continué diciendo: "¿Pero no se da cuenta usted que eso de derra­mar el vaso de Hermes es un pecado?"
"Bueno. Nosotros lo hacíamos con entero respeto".
Les dije: "Eso lo hacían ustedes en su época, cuando ustedes eran habi­tantes de la séptima subraza en la Lemu­ria. Pero así no se reprodujeron siempre los habitantes de la Lemuria. Cuando se produjo la división de sexos, por la mitad de la época lemúrica, por ahí por la tercera subraza, la reproducción se hacía dentro de los templos y no se derramaba el vaso de Hermes, entonces se reproducían los seres humanos median­te Kriya Shakti, por el poder de la vo­luntad y de la Yoga".
Dijo: "Eso sí nosotros no sabemos".
"¿Quieren que se los demuestre, señores?
"Sí. Nos gustaría conocer ese sistema".
Esta clase de trabajos es muy impor­tante. Invoqué a un viejo habitante de la antigua Lemuria, de esos que se repro­ducían por Kriya Shakti, el poder de la voluntad y de la Yoga, exclusivamente dentro de los templos.
Concurrió a mi llamado: un gigante como de cuatro o cinco metros de estatura, venerable anciano de cabellos blancos, barba blanca, impecable. Allí sí pude ver perfectamente que ese an­ciano por esta época debe estar caído, tiene cuerpo físico en algún país del mundo que todavía no sé, pero tiene cuerpo físico. Vestía con sus vestidu­ras sagradas, sandalias, sobre su cabeza traía algunos extraños sombreros, unos sobre otros, motivo por el cual tuve que regañarlo, recriminarlo.
Le dije: "¿Qué es eso que trae usted sobre su cabeza? ¿Qué significa todos esos sombreros del siglo veinte? ¿No siente usted vergüenza de eso, no se da cuenta que usted viene dormido? Lo que usted está trayendo son formas mentales so­bre su cabeza, quítelas, disuélvalas, desintégrelas".
Las desintegró instantáneamente; eso sí, las desintegró. Pero con todo y eso ya pude ver que su Conciencia ya venía dormida, es decir, a pesar de haber sido un individuo sagrado, ahora está dormi­do por estos tiempos, debe estar caído, claro está que sí, está caído, con toda seguridad se los digo, por este tiempo.
Después le dije: "Bueno, estamos hablando aquí sobre el sexo, sobre la reproducción en la antigua Lemuria. ­Dé testimonio usted aquí en este recinto sobre el modo de reproducción del anti­guo continente Mú. ¿Cómo se reprodu­cía la gente en su tiempo? Los que usted ve aquí no son sino gente de la séptima subraza, ya estaban degenerados. Ahora ¿cómo se reproducían las gentes de su tiempo cuando todavía no estaban degenerados?"
"Señor, nosotros nos reproducía­mos por medio de Kriya Shakti, nos reproducíamos en el templo exclusi­vamente, no derramábamos jamás el es­perma sagrado, nunca".
"¿Han oído ustedes, señores, el tes­timonio que da este caballero, que es de tiempos más antiguos que el de uste­des?"
"Sí. Pero nosotros los de la sép­tima subraza nada sabíamos de eso".
"Bueno, los de la tercera subraza sí sabían y se reproducían por medio de la voluntad y del Yoga en los templos; no estaban caídos, vivían en estado edé­nico".
"¿Se siente usted capaz -le dije- de dar testimonio de esto al mundo?"
Dijo: "Yo sí. Con gusto le daré este testimonio a la humanidad".
"Bien, salgamos".
Entonces en los Re­gistros Akáshicos también se proyectó pues, dijéramos, las cinco razas en forma escalonada.
Obviamente, hubo necesidad de ape­lar a un simbolismo para representar éste edificio del Logos del Universo, como decir un edificio de quinto piso, cada uno de esos pisos corresponde naturalmente a una raza. Hay cinco ra­zas. En el quinto piso inferior ya pudi­mos ver a las gentes de esta época vesti­das con sus trajes tan horribles que car­gamos, que tan feos nos vemos los unos a los otros.
Sentí un gran dolor. Me despedí de aquel viejo anciano; solamente lamenté que tuviera también su Conciencia dormi­da, un lemur dormido. Obviamente, se encuentra caído en estos tiempos, es claro.
De manera que vean ustedes los otros. A pesar de estar ya degenerados, nunca llegaron a la degeneración en que estamos nosotros. Por lo menos, se unie­ron sexualmente únicamente cuando que­rían crear un hijo, y si cometían el cri­men de derramar el vaso de Hermes, que esa era su degeneración, a lo menos sabían que el sexo era sagrado, y asu­mían dijéramos una actitud dignificante. Y esa era su degeneración, esa era la épo­ca en que ya estaban degenerados.
¿Qué dijéramos nosotros de nuestra época, de esta en que estamos viviendo, a dónde hemos llegado? No se conocieron homosexuales ni lesbianas en la época de la degeneración lemúrica. Nadie hubiera cometido el crimen del homosexualismo o del lesbianismo, y sin em­bargo ya estaban degenerados. Fueron destruidos por el fuego y el agua.
Ahora, ¿qué diremos de nuestra época? Cada raza tiene siete subrazas. Nuestra raza, por ejemplo, tuvo una época gloriosa que fue durante la primera raza: La Edad de Oro, fue gloriosa. En la Edad de Oro la gente todavía había vuelto al camino de la regenera­ción y había inocencia y había belleza. Después vino la Edad de Plata, después la Edad de Cobre y ahora estamos en la Edad de Hierro.
Realmente, una raza no dura más tiempo que lo que dura el viaje del sis­tema solar alrededor del Cinturón Zodia­cal. Ese viaje es conocido como el Año Sideral. Así como existe el año meramen­te terrestre, que es el tiempo que dura la Tierra en girar alrededor del Sol (trescientos sesenta y cinco días con frac­ciones de minutos y segundos), así tam­bién existe el gran Año Sideral. Es un año enorme durante el cual hay una raza. Y así como también existen las cuatro estaciones en nuestro año te­rrestre: primavera, verano, otoño e in­vierno, así también existen cuatro esta­ciones en el gran Año Sideral: primavera, la Edad de Oro; verano, la Edad de Pla­ta; otoño, la Edad de Cobre; invierno, la Edad de Hierro.
Siempre que se llega al invierno, a la Edad de Hierro, viene un cataclismo, nos traga Hercólubus. Ahora estamos en la Edad de Hierro, y el cataclismo ya viene. Hercólubus ya está de viaje hacia la Tierra, ya viene. Está siendo visto a tra­vés de todos los telescopios del mundo. Todos los astrónomos son los que han hecho el mapa de la catástrofe, no lo he he­cho yo; ahí tenemos en la Institución, aquí en Méjico, el mapa que los astró­nomos han hecho de la catástrofe que va a acaecer; pero no somos nosotros los que lo hemos hecho, es oficial.


Servidor Samael

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